Es importante hablarles a las nuevas generaciones la historia de nuestras costumbres y alimentos hoy le tocó el turno al raspado o ‘raspao’, vayamos al pasado se dice que fueron los chinos los primeros en popularizar eso de mezclar la fruta con nieve y leche, pero no son los inventores del raspado.
Ya en la Biblia existen referencias anteriores con unos versículos sobre el Rey Salomón donde se cita a “el refresco de la nieve en los días de las cosechas”.
Tanto en la Mesopotamia del 1800 a.C. como en la Grecia del siglo V a.C. se tenía la costumbre de consumir hielo mezclado con jugo de frutas y endulzado con miel. Ya en el siglo VIII, los árabes introdujeron en la península ibérica la costumbre de consumir nieve mezclado con el zumo, miel y aromas. De hecho, es probable que la palabra sorbete proceda del árabe “sharbét” o del turco “chorbet”.
Ir a la máquina del tiempo y contar esta historia fascinante resalta la importancia de seguir conservando la tradición y nuestros niños, adolescentes y jóvenes tengan el derecho de conocer el origen de sus costumbres y la misión de preservar.
Los raspados son generalmente comercializados por vendedores ambulantes que no gozan del privilegio de un sueldo mensual y de prestaciones sociales, estas personas llevan un bloque de hielo en un carrito o en triciclo que ellos mismos diseñan. También hay puestos comerciales establecidos.
Con respecto a su preparación es bastante sencilla. Se utiliza una máquina manual para moler el hielo, aunque otros vendedores ambulantes normalmente utilizan un cepillo de hierro para trocearlo. Al hielo troceado se le añade un jarabe (sirope) del sabor a elegir, siendo los más populares fresa, tamarindo, lima y limón, pero se pueden encontrar jarabes de diversos sabores. En algunas partes les ponen jugo de limón y chile. El hielo troceado se coloca en un vaso (por lo general de plástico) hasta el límite. Recuerdo cuando era niño los vasos eran de papel y en forma de cono.
Ahora vamos a las denominaciones regionales mencionaremos algunos países Colombia: Cholado o raspao, Argentina: granizado, Costa Rica: granizado o copo (a la variante de la provincia de punto arenas se le conoce como Churchill), el Salvador y Honduras: Minuta, Perú: raspadilla, Venezuela: cepillado, República Dominicana: frío frío, yun yun o guallao y Puerto Rico y Nueva York, EE.UU: piragua.
Los vendedores de raspados hacen su ‘agosto’ cuando hay ‘ola‘de calor se vuelve el negocio lucrativo, es común ver a estas personas vendiendo en la puerta de cada colegio, en las canchas de futbol, donde existe aglomeración ahí están dispuestos a ofrecer su producto para deleitar nuestro paladar, pero con la nueva normalidad y los protocolos de bioseguridad donde está prohibido como decimos coloquialmente el ‘tumulto’ pone en riesgo la subsistencia de estas familias y la continuidad de la tradición. El camino de la reinvención puede ayudar a que siga conservándose este manjar. Pese a la creación de nuevos alimentos y la reñida competencia con los helados, el raspao no deja ser el preferido por los niños, jóvenes y adultos que visitan o transitan por cualquier calle de la región. Es un símbolo que reúne las características de la cultura y tradición costeña. Lo que al principio parece nieve se transforma en 10 segundos en una montaña fría multicolor con sabores escogidos por el cliente.