El Derecho es una profesión bastante amplia para poder ingresar en el mercado laboral, pero la realidad del escenario es otra, la dificultad para ejercerla y vivir de este oficio se ha convertido en una labor titánica, los bajos sueldos que ofertan los entes del sector público y privado, tampoco no hay una dignificación en el pago de honorarios, abogados litigantes tienen que buscar otras alternativas económicas para mejorar sus ingresos, no gozan de una buena calidad de vida y la precariedad en el ejercicio aleja a este oficio de suma importancia del nivel de prestigio en la que deben estar.
Es común ver a colegas desempeñando cargos diferentes a lo jurídico dentro de las organizaciones empresariales, esto indica que algo no está funcionado bien y la principal causa de esta problemática es la superpoblación de profesionales del derecho, donde Colombia es el segundo país del mundo con más abogados, 355 por cada 100.000 habitantes, después de Costa Rica que cuenta con 389, según el Centro de Estudios de Justicia de las Américas. En Sudamérica lo siguen Brasil, Argentina y Perú con 327,305 y 250 abogados respectivamente. La cantidad disminuye sustancialmente en Europa, en donde la media de es de 149 por cada 100.000 habitantes. Según cifras del Consejo Superior de la Judicatura, hay más de 300.000 abogados registrados para ejercer su profesión y cada año se gradúan aproximadamente 14.000.Se trata de un número importante, si se tiene en cuenta que en otras disciplinas como la ingeniería civil o la economía se titulan un promedio de 4.000 profesionales al año. También se ha disparado la cantidad de facultades de derecho sin ningún control ‘Universidades de Garaje’ y no cuentan con estándares de calidad y las consecuencias de estas anomalías es la cantidad de procesos disciplinarios en la que se encuentran involucrados algunos juristas, por malas prácticas en el ejercicio del derecho, requerimientos innecesarios que entorpecen los procesos, deshonestidad con el sistema jurídico y con los clientes por el cual terminan sancionados. Para Julio Andrés Sampedro, decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Javeriana, hay varias explicaciones para este fenómeno de sobreoferta de profesionales del derecho. La primera tiene que ver con el hecho de que “el país no ha sido muy exigente con el otorgamiento de las licencias de funcionamiento a las facultades de derecho y esto ha llevado a una masificación en la formación que muchas veces no tiene en cuenta la calidad”. De los 183 programas de derecho que ofrecen las universidades colombianas, solo 46 cuentan con la acreditación de alta calidad por parte del Ministerio de Educación, la cantidad de abogados en el campo laboral, ha desatado una competencia desleal, donde algunos regalan prácticamente su trabajo recibiendo honorarios muy bajos, hasta el colmo de desprestigiar al colega con la finalidad de quedarse con el negocio, esta profesión es exigente en el estudio como la de tener una costumbre de lectura si es posible todos los días, actualizarse en temas jurídicos para ofrecer un excelente trabajo y pedir el pago justo de los honorarios. También tener en cuenta en el ejercicio resaltar ante todo la ética profesional. La profesión del derecho lucha por una sociedad más justa en que prevalezca el interés general ante el interés común y las autoridades competentes tomen las medidas correspondientes con respecto al estándar de calidad del pensum académico y así frenar el avance de “las mercaderes de la educación”.