La expresión pacífica de lo que sienten los ciudadanos, de sus demandas por una sociedad mejor, son parte de la democracia.
Grandes cambios han sido el producto de estas expresiones masivas del país como sucedió con la séptima papeleta que llevó a la Constitución de 1991 y que convirtió a Colombia en un Estado Social de Derecho. Se justifica aún más salir a la calle cuando hay un sentimiento generalizado de preocupación, de inconformidad por la forma como se está manejando al país. Las marchas representan la posibilidad civilizada de hacerse oír cuando otros canales han limitado las voces de inconformidad. Por todo lo anterior y mucho más, el paro del 21 que será de un solo día como lo han aclarado sus organizadores, es una clara expresión de democracia y no un atentado contra ella, como lo han querido presentar quienes le temen. Ahora bien, la reflexión necesaria es por qué sectores del Centro Democrático, el partido de Gobierno, han quedado claramente identificados como aquellos que atacan esta expresión del pueblo colombiano. Por qué los paros si son buenos cuando se realizan contra el gobierno Santos, como lo expresó claramente el presidente Duque cuando era senador de la oposición, pero son malos cuando se realizan en su gobierno. Por qué, como quedó claro con las absurdas declaraciones de satanismo de José Félix Lafaurie que tuvo que salir a corregir, satanizan y levantan calumnias para crear terror. ¿A que le temen? La respuesta es obvia pero no justifica su actitud. En el país hay inconformidad con el gobierno y las encuestas de opinión, las columnas de muchos analistas, y la sensación generalizada es que amplios sectores nacionales sienten un gobierno distante y cometiendo muchas equivocaciones con costos inaceptables. Existe conciencia que se requiere un giro y que este se puede dar si se escucha a la ciudadanía que quiere marchar en paz. Lo han dicho los organizadores, lo han expresado muchos analistas; lo ha afirmado ese sector que cree que la marcha es democracia. Por ello es fundamental que el paro del 21 sea pacífico y el temor es que precisamente quienes lo deslegitiman sean quienes introduzcan factores de violencia. Pero para aquellos que lo han descalificado diciendo que se trata de desarrollos del Foro de Sao Pablo que quiere generar inestabilidad en América Latina, es bueno que sepan que ya están claramente identificados de manera que el resto de aquellos que creen que es una expresión conveniente para el mismo gobierno, harán lo indecible para frenar expresiones de violencia. Por la democracia, por el mismo gobierno que requiere encontrar su norte, por el país, por el freno a la violencia, por la conquista de esa paz que todos queremos, la movilización del 21 de noviembre debe ser masiva y sobre todo pacífica. Ese es el mensaje que los demócratas de este país quieren transmitir a quienes dudan de la naturaleza de esta movilización. Marchemos en paz pero marchemos.