Es claro que, en los 14 meses de mandato de Iván Duque, hemos visto a un Presidente inexperto que no tiene una idea clara de gobierno, lo que ha sumido al país en la crisis más inquietante de los últimos tiempos; la violencia disparada, especialmente en zonas como el Catatumbo y el Cauca, donde no hay Estado y cada día se presentan más asesinatos de líderes sociales e indígenas, originada por el negocio del narcotráfico.
En cuanto al proceso de paz, un día está en las zonas veredales, ofreciendo garantías a los excombatientes, pero al otro, objeta el trámite legislativo del mismo, lo más grave, ya se están presentando asesinatos en las mismas zonas, algo que deja muy mal al gobierno; no sabemos a qué juega Duque, a la paz o a seguir directrices del extremismo de derecha de su partido. En temas económicos, la situación es complicada, el dólar no para su escalada y el desempleo sigue con cifras alarmantes, pero se excusa es que la economía va bien. En cuanto a la protesta social, sigue creciendo la inconformidad, especialmente de los estudiantes, que todas las semanas están en las calles y la única forma de contenerlos es con el Esmad, muchas veces operando de manera desmedida, o diciendo que son enviados de Maduro. Como si fuera poco, el pasado domingo el país se expresó con un claro mensaje: paliza al Centro Democrático, que perdió en todo el país, un resultado que exhorta a replantear todo e interpretar esa nueva idea política que se expresó en las urnas.
Llego el momento de que Duque comience a gobernar por sí mismo y deje tanta prevención a la hora de tomar decisiones trascendentales, para reorientar su gobierno, tiene que mostrar carácter y alejarse del ala extremista de su partido, quienes lo culpan de la derrota y poco le han aportado para lograr aciertos en su mandato. Es cierto que se ha perdido mucho tiempo, pero todavía puede organizar su modelo con un gabinete renovado que ofrezca garantías a todos los sectores y que le dé mayor maniobra en el Congreso, donde sus grandes apuestas han naufragado por falta de sagacidad política y las que han pasado, peligran en la corte por vicios de fondo y forma, como la Ley de Financiamiento y el Plan de Desarrollo. Duque no puede seguir con un ministro como Guillermo Botero, involucrado en temas de falsos positivos por darle gusto a Uribe; la ministra del Interior, no pudo con la responsabilidad de la agenda legislativa; el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, ha sido un compendio de errores y escándalos; el ministro del Medio Ambiente, ha resultado un total fiasco y así, otros más que no tienen sintonía con la problemática que agobia a un país que puede estallar, si no se toman los correctivos a tiempo.
Si algo quedó en evidencia el pasado domingo, es que el país no quiere extremos y, si los asesores de Duque saben leer la política, entenderán que debe dar un viraje al centro, para mostrar resultados en el tiempo que le queda, por eso me pregunto, ahora sí ¿gobernará Duque?