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Intercambio escolar

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Luis Tabares Agudelo

Luis Tabares Agudelo

Columna: Opinión

e-mail: tabaresluis@coruniamericana.edu.co
En cierta ocasión se presentó intercambio de estudiantes del grado décimo de bachillerato entre jóvenes de la península de la Guajira y de la ciudad de Medellín.
En los jóvenes guajiros había por supuesto de la etnia Wayuu. En cierta ocasión se presentó intercambio de estudiantes del grado décimo de bachillerato entre jóvenes de la península de la Guajira y de la ciudad de Medellín. En los jóvenes guajiros había por supuesto de la etnia Wayuu. Primero vinieron los jóvenes guajiros a la ciudad. Eran más o menos 30. Se hospedaron en hotel con acompañamiento de líderes y profesores. Durante los primeros 3 días que duró estuvieron en talleres,  charlas y degustación de la comida paisa. El cuarto día era para recorrer los lugares más emblemáticos del  Valle de Aburrá y sus alrededores en compañía de los acompañantes a los que habíamos hospedado en las casas de los involucrados en el intercambio. A mí me tocó hospedar a una hermosa guajira de la etnia Wayuu, madre de Juan uno de los estudiantes. Esperamos en familia el día que íbamos a llevar a Juan y su mamá a conocer los sitios que él pidiera y quisiera de nuestros alrededores. Nos preparamos para que  nos solicitara por ejemplo: la piedra del Peñol, parque explora, jardín botánico, montar en el Metro, Metro Cable o en el tranvía, parque Arví, pueblito paisa, museo de Antioquia, planetario de Medellín, vuelta oriente, parque de las aguas o el cerro de las tres cruces. Sitios que él sabía que existían por su lectura o por charlas con sus compañeros de intercambio. Pero me llevé una sorpresa cuando lo primero que nos pidió fue que lo lleváramos a conocer el edificio inteligente. Lógico que traté de disuadirlo -mis hijos estaban mentalmente preparados para ir a subir la piedra en el municipio de Guatapé en compañía de su nuevo mejor amigo. Pero Juan fue enfático, quería conocer como era un edificio inteligente. El edificio inteligente cumple una única función: es la sede principal de las Empresas Públicas de Medellín o lo que es lo mismo: sede administrativa de EPM. Fue construido en 1993. Está estratégicamente muy bien ubicado al margen del rio Medellín cerca al centro de la ciudad y del centro administrativo La Alpujarra. Cuando se ingresa a las oficinas para algún trámite especializado que no se pueda hacer en las oficinas de EPM en Belén, Floresta o Castilla, los celulares se bloquean y quedan sin señal, no hay señal wifi. Asimismo, como la espera para hacer el trámite es de hasta una o dos horas, a veces da hambre, para eso, hay una cafetería dentro que ofrece panes, pasteles, desayunos, café, chocolate pero solo recibe pago en efectivo. No obstante, al llegar al parqueadero para ingresar el carro o la moto es todo un viacrucis: hay 4 grandes y cómodos parqueaderos, uno dentro del edificio “inteligente” y tres a escasos metros, casi al frente. Nunca se encuentra puesto para parquear como usuario así se llegue a las 7 am. Todos son usados por los empleados, funcionarios y contratistas de EPM que pagan el servicio en forma mensual: No hay parqueadero para usuarios. A derecho petición que envié alguna vez solicitando que se organizaran y dejaran uno para los usuarios, me respondieron que era de inteligentes -como el edificio- usar el trasporte público. Motivaban su uso. Pero entonces me hice una pregunta: ¿no debería ser para todos -usuarios, empleados, funcionarios y contratistas- llegar en transporte público? Por último, nos fuimos de paseo, conoció y disfrutó Juan hasta de Santa Elena. Se puso nervioso cuando nos metimos en el  cubículo del Metro cable. Tomó fotos como loco de la piedra del Peñol. Pero se fue muy decepcionado del famoso edificio inteligente. Me dijo al oído cómo con pena: “eso de inteligente no tiene nada”.Concluyo como mi amigo Juan: no le veo lo inteligente a no ser que lo sea para los que trabajan ahí o porque le colocan luces en navidad y se ven desde lejos los miles bombillos titilando.