Save the Children es la organización independiente más grande del mundo que trabaja por los derechos de la niñez. Su nombre traducido desde el inglés significa: “Salvar a los niños”.
Está presente desde 1919 en 119 países. Luchan por proteger la vida de millones de niñas y niños; velando por su supervivencia, protección, salud, educación y desarrollo.
Su misión es construir un mundo en el que cada niño y cada niña tenga derecho a la vida, la protección, el desarrollo y la participación.
En Colombia trabajan desde 1991 y han centrado esfuerzos en defender los derechos de la niñez más vulnerable. Su labor se ha dirigido a cuatro pilares fundamentales: Educación, Protección, Participación y Atención en Emergencias.
Publicaron basados en cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal que entre enero y abril de 2019 han sido abusadas sexualmente 6.085 niñas menores de edad y han sido asesinadas otras 33. A su vez, que en Colombia una es asesinada cada 3 días y que 55 son abusadas sexualmente cada día. Asimismo que el abuso sexual es una de las formas de violencia más severa contra las mujeres. Y, las niñas, las principales víctimas. Y, concluye el informe con que en el territorio colombiano ser niña es sinónimo de vulnerabilidad.
El miércoles 10 de julio de 2019, Colombia se vuelve a estremecer: se trata de la niña de 10 añitos Sharik Alejandra Buitrago Rayo, quien fue reportada como desaparecida y su cuerpo sin vida fue encontrado semidesnudo en una caneca ubicada en el muelle fluvial de Caño Grande, del Retorno en el departamento del Guaviare.
Pero un mes antes nos habíamos rasgado las vestiduras por Diana Tatiana Rodríguez, de 10 años, muerta y amarrada de pies y manos el sábado 01 de junio de 2019, cerca a la orilla del mar de Buenaventura.
Pero, ya nos habíamos estremecido de estupor desde el 29 de septiembre de 2018, cuando el país conoció del asesinato de Génesis Rúa -de 9 años- abusada, asesinada y su cadáver incinerado en una humilde vivienda en Fundación, Magdalena.
Pero igual desde antes habíamos sentido repudio por el secuestro, violación y asesinato de la niña Yuliana Samboní de 7 años ocurrido en diciembre de 2016, en Bogotá.
Estos son casos visibles y crueles. Por estos y los anónimos se debería desde hace mucho haber debatido en el Congreso las penas mas severas para que el personaje con esta mente perversa lo piense antes de cometer el delito.
Aunque Colombia desde 1991 es un Estado Social de Derecho que tiene un sistema jurídico garante de la vida y está fundada en el respeto por la dignidad humana; con un bloque de constitucionalidad permeado por los tratados internacionales de derechos humanos, es una teoría que pareciera que no llega a nuestros niños, niñas y adolescentes, siendo un territorio donde las mujeres parecen objetos sin derechos que siguen siendo vulnerables en muchos sentidos.
Lo anterior refleja que, aunque existen esfuerzos y la Constitución las protege, mientras no se endurezcan las penas para estos violadores estaremos dando vueltas en un círculo violento y vicioso.
En ese sentido, en una sociedad cambiante y evolucionando no podemos quedarnos protegiendo y garantizando la vida y la libertad de los asesinos y violadores sexuales mientras nuestras niñas siguen muriendo producto de su crueldad.
Para concluir, aunque desde diversas instancias gubernamentales y privadas -como la Save the Children- se han adelantado campañas contra este tipo de violencia, las cifras demuestran que no han sido fructíferas debido a la suavidad de las penas para los depravados. Por lo tanto, mientras el Congreso de la república no las endurezca y se aplique la pena de muerte y cadena perpetua las niñas seguirán sufriendo este fatal flagelo
En consecuencia, la pena de muerte para estos depravados sexuales sería el primer paso para proteger a las mujeres y niñas en el territorio colombiano porque: salvar a los niños es tarea de todos.