Una vez leímos una serie de crónicas encabezadas con este título: “¿Qué hay detrás de un nombre?”. Durante el desarrollo de cada tema descubríamos aspectos humanos de personas cuyos nombres conocíamos pero no alcanzábamos a vislumbrar los motivos de su importancia o de su fama.
Con Eugène-Adrien Roland Georges Garros nos ocurre lo mismo. Sin que nos apasionen los deportes, sabemos que en el tenis mundial hay un torneo que se llama Roland Garros. Los mejores exponentes de ese deporte sueñan con ganarlo alguna vez. Es cuestión de prestigio, de honor. El suizo Roger Federer, el español Rafael Nadal, el serbio Novak Djokovic y el argentino Juan Martín Del Potro, entre otros, se desvelan pensando en alcanzar cada año el preciado galardón. No es distinta la aspiración de las hermanas Serena y Venus Williams, de María Sharapova o de Anna Kournikova. En el pasado obtuvieron el preciado premio decenas de tenistas de diferentes nacionalidades. Todos, detrás de un encumbrado nombre: Roland Garros. Y no es para menos. En el tenis mundial la máxima gloria se alcanza en el Grand Slam: Abierto de Australia, Abierto de Francia, Wimbledon y Abierto de Estados Unidos.
Roland Garros nació el 6 de octubre de 1888 en Saint-Denis, isla La Réunion, territorio al este de Madagascar; es un departamento de Francia en ultramar. En 1909 asistió a la Grande Semaine d’Aviation de la Champagne. En ese momento descubrió que quería dedicarse a la aviación; dos años más tarde se graduó como piloto de aparatos monoplanos y participó en varias competencias aéreas europeas, incluyendo el circuito París-Londres-París, en el que ocupó el segundo lugar. En septiembre de 1911 impuso récord de altitud con 3.950 metros y el año siguiente alcanzó la marca de 5.610 metros. Su fama y paso a la posteridad le llegó el 23 de septiembre de 1913, al realizar el primer viaje sin escalas a través del mar Mediterráneo desde Frejus, en el sur de Francia, hasta Bizerta, en Túnez, África. Cuando aterrizó le quedaban cinco litros de combustible
En 1914 Garros ingresó al ejército francés y participó en la Primera Guerra Mundial como piloto de combate. Ese año se dijo que Roland Garros había combatido en la “primera batalla aérea en la historia del mundo”. Como piloto de reconocimiento de una escuadrilla aérea francesa, se interesó por aplicar un protector de metal a las aspas del rotor para poder disparar a través de ellas con su ametralladora. Aunque el invento no fue totalmente suyo, el Aero Club of America lo premió con una medalla en 1917. De hecho, Garros fue el primer piloto en disparar desde un avión de combate a través de las aspas del rotor, el 1 de abril de 1915. Ese día obtuvo dos victorias sobre los alemanes pero el 18 del mismo mes fue derribado y tomado prisionero. Escapó de sus captores en febrero de 1918; se unió a su escuadrilla y logró dos victorias más el 2 de octubre de ese año. Tres días más tarde el avión de Garros fue abatido en un combate y el piloto francés murió cerca de Vouziers, Ardenas, territorio de Bélgica. El día siguiente habría cumplido treinta años. Un mes más tarde finalizó la Primera Guerra Mundial.
Roland Garros ha recibido los siguientes homenajes: El aeropuerto internacional de la isla La Réunión lleva su nombre. En Bizerta, Túnez, el aeropuerto se llama Roland Garros y hay un monumento en el lugar de la pista donde aterrizó cuando cruzó el Mediterráneo en 1913. Su nombre fue asignado al estadio de tenis construido en París en 1920 y al torneo principal que se celebra cada año en esa ciudad. La fábrica francesa de automóviles Peugeot creó un vehículo con el nombre de Roland Garros. Todo esto por ser héroe de la patria, no por tenista.