En los pueblos de Colombia hemos sido muchas las personas que nos enteramos de la excelente decisión del Gaula para exterminar o por lo menos disminuir los índices de extorsión por parte de grupos de antisociales que, mediante llamadas telefónicas, estafan a ciudadanos; la campaña del organismo adscrito al Ejército Nacional se llama “yo no pago, yo denuncio”.
En la actividad delictiva se han detectado 2 modalidades con graves incrementos y son la denominada “Tio a Tio” y el de los anuncios telefónicos sobre ganancia de premios; el primero consiste en avisar a la persona que contestó que un sobrino está detenido y debe cancelar una suma de dinero y el segundo es la indicación, a quien conteste, que se ha ganado un carro o cualquier otro artículo importante y que para entregarlo debe cancelar determinada cantidad.
Recientemente fuimos testigos de la labor de voceros del Gaula en la población huilense de Íquira; con la dirección del coronel Nelson Pérez Avellaneda, Comandante de la Novena Brigada, en Neiva, el sargento primero Agualimpia Quintero, explicó a numerosos grupos de ésta comunidad sobre las mencionadas actividades de los delincuentes y otras más para timar a incautos ciudadanos y dio precisas instrucciones para acabar con las acciones delictivas de los estafadores mediante llamadas telefónicas; así la situación, lo más elemental y prioritario es que cualquier víctima llame inmediatamente del suceso al número 147.
El sargento primero Agualimpia Quintero indicó que la campaña del Gaula “yo no pago, yo denuncio” busca elementalmente disminuir la delincuencia en Colombia, que la ciudadanía no sea apática sobre estas realidades y que todos entendamos que la estafa es una actividad que afecta la economía familiar y hasta la del país.
Según voceros del organismo adscrito al Ejército Nacional de Colombia, lo más lamentable es que estas actividades delictivas de extorsión las realizan especialmente internos recluidos en las cárceles La Modelo, de Bogotá; Picaleña, en Ibagué y en la de Valledupar.
Después de conocer pormenores de la referida acción delictiva y la numerosa cantidad de llamadas para timar, realizadas principalmente por grupos de internos, no existe ninguna duda que, además del hacinamiento en las cárceles país, allí también impera la más grave y delicada situación de inmoralidad y el Inpec está en mora de coadyuvar para acabarla.