“La democracia en América Latina: un modelo en crisis” es una obra excelente que sirve para deliberar acerca de cómo encontrar alternativas razonables para defender la democracia desde su espíritu, en este tiempo en el que los nacionalismos y el populismo de derecha o izquierda azotan el mundo y en el que la presencia del neoliberalismo constituye un peligro serio para la garantía y defensa de las libertades y los derechos humanos.
He visto nacer este libro por las largas y fructíferas conversaciones acerca de la democracia que he sostenido con su autor a lo largo de casi tres décadas. Soy testigo de los esfuerzos de Juan Antonio Pabón Arrieta por optimizar la democracia como forma de gobierno, como instrumento para la defensa, promoción y garantía de los derechos humanos y para lograr vivir en paz y sin guerra.
El ser testigo de este proceso de maduración de unas ideas de un humanista, porque ante todo y sobre todo él es un humanista, me permite establecer una fusión de horizontes entre las ideas consignadas en el texto y mis ideas democráticas.
El autor desde la introducción, tal y como lo prologa el intelectual español José Tudela Aranda, no ve en las crisis de la democracia un problema insoluble y dramático, por el contrario, ve una oportunidad de mejorar su situación y la de la garantía a las libertades y los derechos humanos. Es que ante el peligro se requiere sensatez y brillo que alumbre al paso de la oscuridad a la luz como bien lo enseña Sócrates, en la “Alegoría de la caverna” que describe Platón en el séptimo libro de La República.
La democracia tiene que ser defendida desde la democracia y con métodos democráticos. Este es el llamado que hace mi amigo Juan Pabón.
No se trata ni se puede defender la democracia por fuera de la democracia y con métodos antidemocráticos: hay que fortalecerla, y para ello apela a la profundización de sus rasgos esenciales y formales: lo primero, darle prioridad a la deliberación de los individuos en la sociedad política. Ese derecho es su fuente principal.
En la Antigüedad, en la Modernidad y en el mundo contemporáneo preservar la libertad es una tarea central de la democracia. Asimismo, desde la Antigüedad, el gobierno democrático está limitado por la razón mediante la creación de leyes que sirven de frenos para proteger las libertades y los derechos humanos. Por tanto es el gobierno que se constituye, ejerce y cambia conforme a las reglas de la razón humana.
Cuida las leyes como a los muros que defienden la ciudad. Cuida la razón humana ante el peligro que siempre acecha en la vida pública, que no es otro que el intento de reinado de la arbitrariedad.
Pabón describe que la crisis de la democracia es la crisis del modelo de Estado legislativo de derecho y el Estado concebido dentro de las limitadas fronteras nacionales. Descubre y pone al descubierto el origen de la crisis estructural de la democracia en América Latina.
Necesitamos una Constitución rígida en la que a los Parlamentos se les quite su poder constituyente y se le devuelva a su titular: el ciudadano. Queremos una Carta Política que solamente pueda ser cambiada por la ciudadanía.
Un Gobierno federalizado que tome como eje central la Carta de la Organización de Naciones Unidas y los tratados internacionales de derechos humanos que conserven la paz y decreten la guerra como un crimen, excepto, las guerras de defensa.
Gracias, Juan, por dar luz en este camino de oscuridad.