Mi apoyo total al Gobierno. Las objeciones a parte del articulado del Proyecto de Ley de la Jurisdicción Especial Para la Paz hechas por el presidente Iván Duque aún siguen vivas.
Si bien los reparos perdieron una primera batalla en la Cámara de Representantes, aún queda una partida: su paso por el Senado.
En este pulso el centro deben ser las víctimas, las únicas que esperan que este tribunal especial funcione, pero de una forma que garantice verdad, justicia, reparación y no repetición, algo que solo podrá asegurarse si los artículos con objeciones son ajustados.
Objetar seis de los 159 artículos del proyecto de Acto Legislativo 01 de 2017 no fue un capricho del presidente Iván Duque. Él fue coherente y respetuoso de la Constitución y del principio de la división de poderes. Fue coherente con lo que propuso en campaña.
Esto no se trata de un choque de trenes, de amigos o enemigos de la paz. Estamos a seis artículos de poder tener unos acuerdos mínimos de acuerdo como país. Este diálogo debe ser en torno a quien padecieron las consecuencias más duras de la violencia, y no a los intereses particulares de quienes intentan polarizar el sentido de las observaciones y mantener los beneficios a los cabecillas de las Farc.
No podemos seguir premiando a quienes le hicieron tanto daño al país. Los violentos, quienes hoy alardean de haber dejado las armas a cambio de hacer política, deben ser sometidos a una justicia que no permita impunidad. Colombia no puede seguir premiando a quienes asesinaron, secuestraron, torturaron y abusaron física y sicológicamente de cientos de personas. No demos espacio a la desconfianza.
No podemos callar ante esta invaluable oportunidad de establecer límites y frenos a este tribunal de justicia que ha estado salpicado por escándalos de corrupción y problemas que a la fecha no dejan resultados positivos a la vista.
Denuncias como manejo indebido de recursos y contratos a dedo, choque de trenes con la Fiscalía e incertidumbre en el proceso de alias El Paisa, Iván Márquez y Jesús Santrich son las que han ocupado los encabezados de medios de comunicación y no el de acciones diligentes que por fin giren en torno a las víctimas que dejó la violencia.
Si se hunden estas objeciones, los perdedores no serán los reincorporados de las Farc ni el Gobierno, serán las víctimas.