Este conocido refrán le cae como anillo al dedo al presidente Duque en el caso de su relación con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Desde su llegada al gobierno no ha hecho sino entregarse de manera franca y abierta a los deseos del presidente estadounidense. Se ganó con creces el reconocimiento de muchos, dentro y fuera de Colombia, como el mejor aliado en América Latina del presidente Trump.
De manera para muchos innecesaria, el presidente Duque asumió el liderazgo con resultados frustrantes, de lo que quería Trump: tumbar a Maduro, ignorando los costos para Colombia entre otras por no darle la prioridad que tocaba a la agenda interna. Además, cometió un profundo error. Se le olvidó o subestimó el tamaño de la frontera colombiana y el incremento en el número de migrantes que se ha acelerado en la medida en que ha ido en aumento el aislamiento internacional de Maduro liderado por Colombia.
Lo visitó en Estados Unidos con esposa a bordo, para reiterarle el compromiso de Colombia y de su gobierno con los deseos y políticas de Trump, como para que no tuviera duda el gobierno gringo de la lealtad del presidente Duque con sus objetivos por complejos que fueran, como pensar en una intervención militar en Venezuela. Además, gracias a estas supuestas inmejorables relaciones entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos, se ha recibido con mucha amabilidad a cuanto miembro de su gobierno ha querido venir al país. En síntesis, difícil encontrar a un gobierno más entregado a Trump que éste, bajo el mando del presidente Duque.
Por ello le ha debido caer como un baldado de agua fría al presidente Duque las duras palabras de Trump: ""Colombia (Tiene) un nuevo presidente, muy buen tipo, lo conocí, lo tuve en la Casa Blanca y dijo que haría cosas por frenar el flujo de drogas. Pero más drogas están llegando ahora que antes de que fuera presidente. No ha hecho nada por nosotros." Que frustración, poco le ha servido entonces al presidente Duque su entrega total a Trump.
Nada que haga el mensajero del Canciller va a borrar la pérdida de tiempo de nuestro presidente porque la verdad es que lo que dijo Trump es lo que realmente cree y nada lo va a hacer cambiar. Es muy triste que esta entrega total del presidente de Colombia al gobierno gringo con grandes costos políticos internos e internacionales, ponga a Colombia al mismo nivel de México, Guatemala, Honduras y el Salvador, en su caso por "no hacer nada para frenar a los migrante," según Trump.
Ojalá el presidente colombiano entienda cuales deben ser sus verdaderas prioridades cuando tiene tantos frentes de problemas en el país que gobierna. Por su propio bien, ojalá este fracaso le sirva para entender que no ha visto media en su política exterior, secundada sin beneficio de inventario por el Canciller, que aparentemente no aprendió nada en las innumerables embajadas en las que estuvo durante todos los gobiernos.
La diplomacia no es un juego de niños y la verdad es que si en algo se ha equivocado el actual gobierno colombiano es en el manejo de este delicado campo. Ojalá este fracaso le sirva al presidente Duque para que aprenda que le falta olfato político para manejar la diplomacia colombiana. Además, no cuenta con la asesoría que debería y que le tendría que haber ofrecido la Cancillería.
Y una lección personal para el joven presidente: confiar en personajes tan impredecibles y tan soberbios como Trump solo puede terminar en una profunda frustración y en deterioro de su imagen, como le acaba de suceder.