Según Jesusita Terán, médico de la universidad Metropolitana de Barranquilla con 27 años de experiencia, que ejerce en la ciudad de Santa Marta desde hace 26 años, los niños cuando están desnutridos presentan síntomas como pérdida de cabello o le cambia el color tornándose de varias tonalidades, abdomen y piernas hinchadas, disminución y falta de fuerza, piel reseca, irritabilidad y llanto excesivo, granos en la boca, déficit de atención y no se interesan por jugar.
Como el 11 de diciembre de 2015 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos adoptó una resolución de medidas cautelares en la cual solicitó al Estado adoptar “las medidas necesarias para preservar la vida y la integridad personal de los niñas, niños y adolescentes Wayúu” y estas no llegaron, el señor Elson Rafael Rodríguez Beltrán presentó acción de tutela contra el Presidente de la República, el Ministro de Salud y Protección Social, la Gobernadora de La Guajira, los alcaldes de Uribia, Manaure, Riohacha, Maicao y otras entidades, exigiendo derecho a la vida, a la salud, derechos fundamentales y a la igualdad de los niños Wayúu para que no sigan muriendo de hambre.
A razón de lo inmediatamente anterior la Corte Constitucional emite la Sentencia T 302 de 2017 dando la razón al accionante donde resuelve entre otras, tutelar los derechos fundamentales a la salud, al agua potable, a la alimentación y a la seguridad alimentaria de los niños y niñas del pueblo Wayúu, en los municipios de Riohacha, Manaure, Maicao y Uribia.
Aunque la investigación exhaustiva de la alta corporación encontró que 4.770 niños han muerto en la Guajira en los últimos 8 años y los protegió con la sentencia, cada día se conocen cifras que siguen muriendo por falta de alimentos, falta de agua y falta de la atención en salud.
En las cifras de los niños, niñas y adolescentes muertos por las anteriores causas encontramos diferencias entre las oficiales y las de la comunidad wayúu. Pero, durante el año 2018 -según el Instituto Nacional de Salud- fueron más de 50.
Se hace necesario recordar que de acuerdo con la norma los derechos de los niños deben ser especialmente protegidos, así lo enuncia nuestra Constitución Política. En el mismo sentido, una buena parte de los organismos locales e internacionales impulsan planes para garantizar estos derechos. Se habla de la vida, de la adecuada alimentación, de la salud, de la integridad física, de la seguridad social, del cuidado y el amor; de su derecho a tener una familia y a no ser separado de ella.
De que sean protegidos contra toda forma de abandono, violencia física o mental, venta, explotación o abuso sexual. Igualmente, la familia, la sociedad y el Estado están obligados a asistirlos en sus primeros años.
Con base en lo anterior, es necesario luchar en forma decidida para que no muera un niño más en La Guajira por física hambre, instar a todas las instituciones departamentales, municipales, nacionales, privadas y públicas, a la iglesia católica y a toda la sociedad, para que busquemos soluciones, pues esto puede resolverse si hay voluntad política y si se combate la corrupción que se interpone en estos procesos.
Habría que decir también que el sistema de Salud de La Guajira no es el mejor, no está funcionando bien. El Ministerio de Salud tiene que entender que es primordial para que no se mueran los niños que no falle el sistema. Que la salud es un derecho fundamental que no puede ser vulnerado.
Mientras tanto, parece que los tratados, las declaraciones internacionales, las sentencias de las altas Cortes y la misma Constitución no llegan a nuestros niños Wayúu. En realidad, pareciera que el mundo entero protegiera desde el deseo, desde la teoría. Y, las intenciones no son suficientes para cambiar la realidad. Afirma la doctora Terán que espera que la situación cambie porque de las muertes trágicas, de hambre es la más terrible más cuando son nuestros pequeños. Y, cuando mueren por hambre y sed, siente que fracasamos como seres humanos.
Asimismo, la doctora Iliana Curiel, Médico Pediatra con maestría en salud pública, líder en salud internacional OPS, con experiencia en investigación en pediatría social, en muchos foros siempre ha manifestado que fuera de todas las causas posibles y denunciadas, los niños niñas y adolescentes -en la Guajira- mueren por la pobreza extrema a la que están sometidos. Para concluir, el Estado tiene que enterarse que en la Guajira a los niños los está matando es el abandono.