A los gobiernos colombianos en general, no les gusta sumar cuando de hacer promesas se trata.
Ese problema ha continuado en todos los gobiernos, pero ahora parecer ser la característica dominante del primer mes de gobierno del presidente Duque. Pocas veces el discurso económico había sufrido de tantos vaivenes como hasta ahora, y parte de ese problema muy serio que causa grandes inquietudes en aquellos que si conocen cómo funciona el país, obedece a que el gobierno no suma. Por ejemplo, se ha denunciado como el gran reto, el déficit con que arranca el gobierno porque el anterior “dejó la olla raspada.” Aunque esta es la frase más común de todo gobierno nuevo en este país, sí es verdad que la situación fiscal es muy compleja.
En medio de este anuncio que es sin duda preocupante, el presidente Duque le dice a los sindicatos y de paso al país, que va a reducir la contribución a la salud de los pensionados de ingresos bajos, lo cual obviamente le dio una esperanza a esa población de adultos mayores que en su gran mayoría recibe solo un salario mínimo cada mes. Aplausos para el presidente y todo el mundo feliz. Pero además anuncia que bajará el % del IVA cuando el país ya se estaba acostumbrando a que se gravaría la canasta básica de consumo de la población. ¿Alguien está sacando la cuenta de cuánto valen estos anuncios y han procedido a sumar? Hasta donde se conoce, nadie ha realizado dentro del gobierno, este ejercicio fundamental.
Se ha especulado mucho sobre el nivel técnico del gabinete paritario, por primera vez en Colombia, y de las ventajas que esa nueva característica de los ministros le traería al manejo de lo público en el país. Sin embargo, esa posibilidad hasta ahora no se nota porque de nuevo nadie suma. Cuando esta situación se presenta, sucede lo que ya se conoce y se define claramente como populismo. Es decir, quedar bien con distintos sectores sin medir las consecuencias económicas y sociales de estos anuncios. Lo anterior es una forma muy clara de aquello que el presidente Duque rechaza: el populismo.
A estas alturas del siglo XXI, con una tecnocracia de buen nivel como la que tiene este país y de la cual hace gala el gobierno, no puede seguir la pauta que ha marcado en estos primeros 30 días. Poca reflexión, menor aún algún grado de coordinación, a lo que se agrega la falta absoluta de conciencia de que los recursos son escasos, no puede seguir siendo la ruta de la nueva administración. Por favor sumen, antes de seguir con las promesas diarias que hacen para complacer a las distintas audiencias. Si lo piensan mejor y con seriedad, probablemente prometerían menos y les quedaría tiempo para reflexionar y hacerlo mejor.