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Mié, Dic

Las cifras de la nueva reforma tributaria

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Cecilia López Montaño

Cecilia López Montaño

Columna: Opinión

e-mail: cecilia@cecilialopez.com

El nuevo Ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, en una rueda de prensa esbozó los primeros lineamientos de las dos grandes reformas que se avecinan: la Tributaria y la de Pensiones.

Fue mucho más preciso en la primera que en la segunda, lo que hace prever que los impuestos serán debatidos antes que las pensiones. Sobre la reforma al sistema impositivo colombiano, el ministro dijo dos verdades. En primer lugar, que el peso de impuestos en Colombia sobre el PIB es muy bajo y por ello es difícil financiar los gastos que el país demanda. Y eso que no mencionó las inversiones que se derivan del periodo del posconflicto, concepto que parece dejará de aparecer en el lenguaje gubernamental y se reemplaza por el eufemismo, estabilidad. Parecería que va a primar la idea de que lo que el Gobierno no menciona sencillamente no existe. La segunda verdad es que el sistema colombiano es atípico porque el mayor peso lo tienen las empresas y no los individuos cuando en países de mayor desarrollo es exactamente al revés, son los individuos los que llevan el mayor peso cuando de tributaciones al Estado se trata.

Sin embargo, le faltan algunos detalles cuya aclaración definitiva solamente se dará cuando estén claras las cifras. Necesita 3 billones de pesos con los cambios en la estructura tributaria, es decir 0,3% del producto interno bruto, PIB. Cifra que, para algunos se estima debe ser 2% del PIB. A lo mejor sus cálculos, descartan las demandas del Acuerdo Final para la Paz que son grandes y costosas reformas, pero como según el uribismo no hubo conflicto interno entonces tampoco hay posconflicto ni razones para por ejemplo crear el Fondo de Tierras.

Según las palabras del ministro Carrasquilla, tres serán los ejes de la nueva Reforma Tributaria: más contribuyentes del impuesto de renta y del IVA, aliviar la carga de los empresarios, reducir en un 10% la evasión en el primer año hasta llegar al 50% en el cuatrienio. Sobre lo primero, sí es necesario ampliar la base de la tributación, pero la pregunta es por qué empieza por la que llama clase media y decide que a partir de un nivel de ingreso que supere el promedio del país que es 1,9 millones, tendrán que pagar impuestos. Le anuncio que la persona que me maneja mi vida diaria y que los fines de semana trabaja como auxiliar de enfermería, tendrá que ser su primera víctima.

Nace aquí un debate pendiente que amerita mucho más análisis y se refiere a quienes son los que conforman la clase media en Colombia. Se le olvida al ministro que la mayor proporción de la población latinoamericana se denomina “vulnerables”, de acuerdo a una entidad que él respeta mucho, el Banco Mundial. Se definen como aquellos que fácilmente pueden ser de nuevo pobres porque a duras penas superaron la línea de pobreza y que posiblemente lo harán con el nuevo impuesto. La cifra para América Latina según el Banco Mundial está alrededor del 36%, superior a la pobreza y a la clase media. En Colombia para el 2016 estas son respectivamente,  26.9% población pobre, 39.9% vulnerables y 30.9% clase media, de acuerdo al DNP.

Pero lo más sorprendente es que es bien sabido que los individuos ricos son los que en Colombia no pagan impuestos; evaden, eluden, y esconden en sus empresas todo para no contribuir al Fisco. Sin embargo, al menos en sus propuestas hasta ahora el peso para ampliar la base de tributación en el país, no cae sobre ellos. Se nota que Carrasquilla que es una gran persona y un técnico demasiado liberal pero serio, no sabe que su propuesta además de ser injusta es políticamente indefendible. Además, el otro tema es la reducción de los impuestos a las empresas para hacerlas más competitivas. Lo que siempre surge es cuál es la tasa nominal, que es muy alta, y cuál es la tasa real, que puede ser la que están solicitando. Cifras señor ministro, datos que nos aclaren semejantes dudas. Cuando se baja un impuesto hay que subir otros para no quebrar al Estado. ¿Pero que lo paguen las clases vulnerables y medias?

Para terminar, muy buena la decisión de reducir la evasión. Dios lo acompañe en esa tarea, cuando la cultura de sacarle el quite a esas obligaciones es la norma entre quienes más tienen. Se conocen las oficinas de brillantes ex directores de la DIAN que asesoran el cómo y el cuándo para que no paguen lo que les toca tanto empresas como personas de altos ingresos, que les retribuyen su ingenio con altas suman de dinero.