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Dom, Nov

América está de luto

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Illidge Gomez

José Illidge Gomez

Columnista Invitado

 

La muerte del presidente de la hermana república bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, el más grande líder continental americano de la contemporaneidad, tiene sumida a la América toda en proceso luctuoso en el cual se han visto las más grandes manifestaciones de dolor espontaneo y sincero por la pérdida de una hombre grande.

El presidente Chávez, de origen humilde y formación limitada dentro de las dificultades propias de una clase social media-baja, inició su vida combativa desde las filas de las fuerzas armadas venezolanas como militante de ideales diferentes.

Concibió la crisis de su país como una gran debacle moral que engendró a la corrupción y a la inequidad y se retroalimentaba de ellas para continuar en el poder, y precisó claramente a tres grandes enemigos de los intereses del pueblo venezolano y se enfrentó decididamente a ellos hasta lograr su desplazamiento del poder, y son, en su orden, la injerencia nociva del imperio norteamericano en el campo socio-económico y político venezolano, propiciando la explotación inmisericorde de las riquezas naturales del país en su beneficio a cambio de sucias negociaciones con la clase gobernante y en detrimento de los intereses del pueblo, como ocurre en Colombia, lidió una decisiva batalla en contra de la clase social dominante y corrupta de los mismos venezolanos alineados en el bando de los gobiernistas que sacrificaban los intereses colectivos a cambio de su enriquecimiento personal, dueños de los medios de comunicación masiva como herramienta básica para distorsionar la realidad de los hechos a través de la desinformación en favor de sus intereses maquiavélicos, como ocurre en Colombia, de esos mismos que, unidos a la tercera fuerza dominante en este otrora paraíso de la inequidad y la injusticia social, la iglesia católica, conformaban un eje de poder que manejaba un círculo vicioso de pobreza, hambre, miseria y necesidades básicas insatisfechas para el pueblo y en el punto de las épocas eleccionarias, distribución de dadivas cuales mendrugos de panes para el pueblo hambriento a cambio del voto que legitimaba el ascenso, la permanencia y la continuidad en el poder, según cada caso.

Hugo Rafael Chávez Frías proyectó el cambio a través de una revolución sin disparar un solo tiro, enfilando sus baterías ideológicas hacia el pueblo-pueblo, en la búsqueda de la conciencia colectiva acerca de su realidad, sacándolos de esa especie de marasmo en la que sumen a los pueblos a fuerza de discursos pletóricos de falsedades y promesas que nunca se cumplen, abriéndoles los ojos a la verdad y mostrándoles el camino del cambio desde el ejercicio de la voluntad popular, y consiguió el respaldo de las masas, que son mayorías de todas las sociedades victimas del capitalismo salvaje, como Colombia, y juntos emprendieron la senda del cambio de sistema de gobierno desplazando a los corruptos y apropiándose de la soberanía y la autonomía nacional para colocarlas al servicio de los intereses del pueblo venezolano y ya no de la clase dirigente corrupta ni mucho menos de las transnacionales explotadoras de sus recursos naturales, como sucede en Colombia.

Paz en la tumbe del comandante Hugo Rafael Chávez Frías, larga vida a sus ideales y seguimos esperando en Colombia un caudillo de su tallas que sea capaz de sacar al país de la crisis moral y total en que se encuentra.