Para Colombia, particularmente, la lucha contra el narcotráfico ha sido desgastante y, en cierta manera, inútil. Al final del día se asimila a arar en el mar o avanzar en círculos, es decir, no se hace nada o se llega a ninguna parte.
Lo cierto es que mientras los países desarrollados continúen con la política de prohibición no será posible hacer nada distinto en Colombia que combatir los cultivos ilícitos. Lo trágico para nosotros es que los cultivos ilícitos y la capacidad de corrupción del dinero mal habido no desaparecerán como consecuencia de la firma del acuerdo de La Habana o su implementación.
Las Farc prosperaron gracias a los cultivos ilícitos.
Ahora, nuevos actores, o los mismos con diferente logo o franquicia, prosperarán en su lugar. Mientras haya dinero a manos llenas habrá cultivos ilícitos; esto no puede ser más claro ni ocultarse. Igualmente, el Gobierno Santos fue laxo en la lucha contra los cultivos ilícitos, a pesar de tener la obligación y el compromiso de hacerlo, solamente para facilitar la firma del acuerdo con las Farc
. Ahora, padeceremos aún más el poder corruptor del dinero ilícito y con las Farc como actor político. No obstante, pequeños, pero grandes cambios, se están dando a nivel mundial que deben terminar, más temprano que tarde, cambiando en acercamiento mundial respecto a las drogas ilícitas. En la actualidad, varios estados de los Estados Unidos permiten el uso de marihuana para fines medicinales e, incluso, algunos para fines recreativos, a pesar de que la prohibición federal persiste.
No obstante, el hecho de que California, el estado más rico y más poblado de la Unión Americana, permita el consumo de la marihuana para fines recreativos a partir del 1 de enero de este año, marca un hito histórico significativo. Las autoridades californianas darán un tratamiento al cannabis de la misma manera que al alcohol.
Su consumo será controlado y se le aplicarán impuestos del 15% sobre las compras al menudeo. Se espera que, en el mercado californiano, estimado en 7.000 millones de dólares anules, se recauden alrededor de 700 millones de dólares anuales en impuestos. Con este movimiento a nivel estatal seguramente más estados de la Unión Americana seguirán el ejemplo y tarde o temprano las políticas y leyes federales cambiarán, por lo menos respecto a la marihuana. En este sentido, merece la pena preguntarnos qué hará Colombia, por lo menos en el corto plazo, respecto a la marihuana.
El cannabis se considera un “soft drug”.El consumo de marihuana a largo plazo puede ser igual o más dañino que el consumo de alcohol. Sin embargo, la fuerza de los acontecimientos, la realidad de los mercados y, en estricto sentido, la libertad que se le debe respetar a las personas, nos deben llevar a cuestionar las políticas de prohibición y pasar a una política pública de control parcial, más eficiente y más pragmática. Claramente, la marihuana puede ser el portal para el uso de otras drogas más potentes y las adicciones, pero ello se controla con educación y no con prohibición.