El 17 de mayo de 2013 Jaime Hernando Suarez Bayona, Director de Gestión Electoral de la Registraduría Nacional, ofició a la Alcaldía de El Banco negándose a realizar una Consulta Popular donde los Banqueños decidirían pertenecer a un nuevo Departamento. Las absurdas motivaciones del funcionario denotaban su objetivo de dilatar con un calculado cruce de respuestas los 20 días que faltaban para la Consulta. Y así lo hizo.
Desde 2009 la Depresión Momposina lideró la más exitosa iniciativa de reordenamiento territorial desde la creación del Cesár en 1967, proponiendo crear un nuevo Departamento con 21 municipios del sur de Magdalena y Bolívar.
Exitosa en lo legal y político, como fue lograr el artículo 23 en la ley de ordenamiento territorial – LOOT – resultado de decenas de solicitudes firmadas por Concejales y Alcaldes de los municipios Pocabuyanos y en contra del entonces Ministro del Interior Germán Vargas Lleras. Ese artículo atendió la propuesta de la Depresión Momposina sobre abolir los absurdos requisitos de población e ingresos (pues, contrario a 1967, hoy existen leyes que garantizan el control y la viabilidad fiscal) y darle prioridad a la decisión ciudadana, quedando así la Consulta Popular como primer requisito para la creación de nuevos departamentos, algo que a Fals Borda hubiese complacido. El proyecto también quedó incluido como “Desarrollo de áreas estratégicas” en el Plan de Desarrollo 2010-2014 del primer mandato de Santos.
Contrario a otras iniciativas como las del Magdalena Medio o Urabá que no pasaron de simples quejas de descontento, en la Depresión Momposina elaboramos un respetable estudio técnico que evalúa lo fiscal, social, histórico y legal y aporta una audaz propuesta de corrección de las imperfecciones del actual sistema de asignación de recursos y competencias y del poder de decisión electoral de sus territorios.
La propuesta se socializó ante las Comisiones de Ordenamiento Territorial del Congreso de la República, dos de ellas en multitudinarias audiencias públicas en El Banco y Mompox, siempre con el liderazgo de los alcaldes, concejales y principales fuerzas ciudadanas de los municipios. Así el movimiento se consolidó como una importante fuerza regional, tema obligado en las elecciones locales y presidenciales de 2010 y tema de estudio en los principales escenarios académicos y Universidades.
El 31 de agosto de 2012, unas 600 personas entre Alcaldes, Concejales y líderes políticos y ciudadanos firmaron en El Banco su compromiso para convocar la primera Consulta Popular en ese municipio. El Alcalde la convocó, el Concejo la aprobó y el 14 de mayo de 2013 el Tribunal del Magdalena, con ponencia de la Magistrada María Victoria Quiñones, determinó su constitucionalidad y ordenó a la Registraduría Nacional realizarla. La ciudadanía estaba presta.
Mientras tanto el Gobernador de Bolívar Juan Carlos Gossain, argumentando una soberanía impertinente al nivel territorial, inició una agresiva campaña de amenazas a los alcaldes por el apoyo al proyecto y de desprestigio contra sus promotores, a quienes, irónicamente “él”, nos equiparó con “paramilitares” y, en una actitud más constructiva, se ideó el Festival del Jazz para Mompox, cuyo Alcalde terminó renunciando al proyecto.
Pero la Consulta en El Banco estaba a punto para el 13 de junio de 2013, al mejor estilo de las grandes luchas populares. Pero aquí entró en escena la estrategia del funcionario Suarez Bayona de la Registraduría para negar y dilatar la Consulta Popular, actuación que la Procuraduría está en mora de revisar. Tutelamos el derecho a decidir pero el mismo Tribunal del Magdalena que había declarado la constitucionalidad de la Consulta nos negó el derecho vulnerado.
En octubre de 2015 fui elegido Diputado con los votos de los siete municipios que vieron en mi candidatura una manera de expresar su apoyo a la saboteada consulta, lo que puede catalogarse como otro éxito político del movimiento, que hoy sigue vivo gracias a un Concepto del Consejo de Estado de 2014, solicitado por el Alcalde de Hatillo de Loba, que sujetó su trámite a un acto legislativo que vamos a presentar y en el cual esperamos contar con el apoyo de los Congresistas y del nuevo Presidente de Colombia.
Difícil hablar de ordenamiento territorial en Colombia, donde el tema aún se trata con los mismos prejuicios del siglo 19, como si el territorio fuese una figura estática y donde, como vimos, las instituciones están dispuestas a pasar por encima de los derechos ciudadanos. Pero la autonomía de la Depresión Momposina está más viva que nunca. El sentimiento Pocabuy nunca muere.