En el país del realismo mágico, donde lo imposible es posible, donde una novela se vuelve hecho histórico y donde un niño es capaz de meter un triángulo en una plantilla redonda, ocurrió lo impensable.
El hecho incontrovertible es que el acto legislativo, que ordena continuar su trámite, no existe. Tampoco existe una violación algún derecho fundamental por la expectativa de un cambio normativo que no se dio. Por eso, no se entiende cómo, a un señor de nombre Róbinson López Descanse, coordinador de Derechos Humanos y Paz de la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana, contratista del Ministerio del Interior, se le están violando los derechos fundamentales a la paz, participación, vida económica, política, administrativa y cultural de la Nación.
Francamente no hay palabras para describir lo que está ocurriendo en Colombia. Juan Manuel Santos, el hombre del buen gobierno, no ha hecho nada distinto a gobernar saltándose las formas y el marco constitucional para aprobar e implementar, en beneficio de unos pocos, el acuerdo de paz de La Habana. La verdad sea dicha: es al grueso de los colombianos, a través de semejante esperpento jurídico, a quien se les están violando los derechos fundamentales.
El debido proceso para la formación de las leyes y los actos legislativos y la separación de poderes, como garantía y baluarte al derecho a la paz y a la participación política, están siendo totalmente violados por parte de la Juez de tutela. Incluso, su actuación, configuraría un delito denominado prevaricato, conforme a que la Juez no tiene norma que la ampare en su actuar y estaría actuando en contra de la ley. No es posible que siga pasando lo que esta pasado. El gobierno debe cumplir con la constitución y la ley, tener mesura y tratar con respeto y autonomía a las demás ramas del poder público. No es de recibo, por lo tanto, esta estrategia legal contra el Congreso de la República, que empezó con una acción de cumplimiento.
El fin no justifica los medios y, además, las circunscripciones, como estaban diseñadas, no son para las víctimas. Al final, es el espurio acuerdo de La Habana y su implementación lo que está violando los derechos fundamentales del grueso de los colombianos. Tercio Extra: A pesar del malestar e inconformismo que en algunos militantes del CD pudo generar el proceso de encuestas que seleccionó al candidato único, lo cierto es que ese inédito mecanismo fue exitoso y dio un resultado, todo ello conforme a lo acordado en consenso por los precandidatos. Por ello, todos los militantes del CD deben rodear a candidato único, Iván Duque, para alcanzar la presidencia en el 2018.
Sin lugar a dudas, Iván Duque, con la generosidad y el pragmatismo que lo caracterizan, aglutinará a todos los militantes del CD alrededor de su nombre. El proyecto de país del CD, que respeta la separación de poderes y el debido proceso, lo cual es contrario al realismo mágico jurídico al que nos llevó este Gobierno, requiere unidad y va más allá de los malestares e inconformismos personales.