Para muchos, el nombre de La Guajira está relacionado con corrupción, pobreza, desnutrición y mortalidad infantil. Pero, realmente, este departamento es muchos más que eso. Entre los mitos y las realidades, se ocultan grandes verdades que no salen a la luz en los medios de comunicación. Este territorio, no solo ha sido bendecido con las bondades de la madre naturaleza; histórica y culturalmente, guarda tesoros invaluables.
En La Guajira contrastan, bajo una atmosfera caribeña, lo europeo con lo africano, lo indígena con el medio oriente, la península con la sierra, el desierto y la vegetación, los minerales con el contrabando y el jazz con el vallenato. La brisa noreste mitiga el calor y las olas del mar atlántico saludan al continente suramericano. La leyenda se confabula con la historia y el tiempo con la imaginación para permitir que florezca la música de acordeón.
Esta tierra es afortunada, brota de sus entrañas la sal, el carbón y el gas; alberga el grupo étnico más grande del continente que en la inclemencia del desierto aún conserva sus tradiciones y lengua ancestral. Aquí encontró su destino el acordeón europeo, que junto al tambor africano y la guacharaca indígena, superaron las diferencias culturales, para crear un nuevo lenguaje, un género musical que hoy en día representa a todo un país, el vallenato.
Su historia trasciende desde lo ancestral hasta lo moderno; representada en la etnia wayuu, en un prócer de la independencia el Almirante José Prudencio Padilla López, en las leyendas de la provincia donde Francisco el hombre derrotó al diablo en un duelo de acordeón, en los recursos naturales no renovables que extraen las multinacionales y en las alternativas modernas de generación de energía que ofrece. La Guajira no solo es presente, también es futuro.
Lo mágico de esta tierra permite que la música germine como flor silvestre. El vallenato se lleva en la sangre; no es en vano, que los más grandes cantantes, compositores y acordeoneros del folclor hayan nacido bajo este cielo. La parranda hace parte de la vida, cualquier motivo es justo para componer y cantar una canción, las penas se calman con un trago, la amistad siempre va ser excusa para celebrar y la mujer motivo de inspiración. Esto hace parte de la en el universo guajiro.
El tesoro más grande que tiene esta región, no es su historia, ni su cultura, tampoco sus riquezas naturales, ni la belleza de sus mujeres que tantas canciones han inspirado. Lo más importante que tiene La Guajira es su gente, ellos son el verdadero baluarte de este departamento. Es por eso, que toca mirar más allá del estigma de pobreza que se ha creado. Sería irresponsable mencionar que no necesitan ayuda, si la necesitan. Pero debe ser con herramientas que les permita ser auto-sostenible, no con las limosnas que los lleven estancarse en la miseria.