El presupuesto General de la Nación para la vigencia 2018, aprobado en días pasados en el Congreso de la República, lejos está de ajustarse a las necesidades del país y deja en evidencia, una vez más, que para Juan Manuel Santos sólo hay plata para cumplir caprichos y exigencias de las Farc.
Hay que tener en cuenta que, el ajuste de la economía está muy lejos de ser exitoso, la recesión es inobjetable; desde el 2015, se ha tratado de acomodar el presupuesto, buscando aminorar el déficit fiscal que ya llegó cerca del 4% del PIB y estabilizar la deuda, pero ninguno de esos objetivos ha sido alcanzado.
Llama la atención la caída de la inversión pública durante las administraciones de Santos, en 11 puntos porcentuales aproximadamente (2010: 37.5 billones - 2018: 34.3 billones), en sectores productivos y sociales, mientras los gastos en burocracia, derroche y premios para las Farc aumentan significativamente (15% aproximadamente) pasando de 5,4 billones en 2017 a 6,2 billones en 2018.
Así mismo, la actividad económica del país se ha visto muy debilitada, por el impacto negativo que ha tenido la reforma tributaria en el consumo de los colombianos, llevándolo a los niveles históricamente más bajos; por ejemplo, en el I semestre de 2017, las ventas del comercio cayeron -0,8%. Solo 5 de 15 sectores tuvieron un cambio positivo.
Con los recortes aprobados para sectores de inversión social, vitales para el desarrollo y mejora del desempeño económico del país, el gobierno de Juan Manuel Santos ratifica que sólo hay plata para las Farc, pasando por encima de las necesidades de los colombianos. Plata para las Farc mientras siguen muriendo los niños en La Guajira; plata para las Farc y se niega la reducción en aporte a salud de los pensionados; plata para las Farc y se niega ampliación de pista del aeropuerto de Santa Marta. ¿Esto es paz?
Queda en evidencia que, el “posconflicto”, continúa siendo la excusa para sacrificar la inversión social y productiva del país, buscando todos los medios para otorgar prebendas a los miembros de las Farc tales como: pensiones, viviendas, armas y hasta curules directas en el Congreso y aumentando los recursos asignados para ello a 2.4 billones de pesos. .
De la misma manera, continúa preocupando el sector social ya que queda presente un déficit cercano al 51% del presupuesto del Departamento de la Prosperidad Social – DPS, pasando de 3.5 billones en 2017 a 1.7 billones en 2018, mientras los recursos para posconflicto pasan de los $2.4 billones.
En el caso del departamento del Magdalena, es lamentable la tendencia decreciente del presupuesto general asignado para el año 2018, pasando de $2.46 billones en el 2016, a $2.39 billones en 2017 y $2.12 billones para el 2018. Reduciéndose entre el 2016 y 2017 en un -3% y entre el 2017 y 2018, el -11%. Lo mismo sucede con los recursos del Sistema General de Participaciones los cuales disminuyen en un -23%, pasando de $1.326.478 billones para el 2017 a $1.027.863 para en el 2018.
En conclusión, ese presupuesto 2018 plantea tantos y tan mayúsculos obstáculos que deben explicarse en todos los campos de la realidad nacional. Esto coincide con el bajo índice de popularidad y aceptación del gobierno. Los gremios como Fenalco, claman por una corrección práctica de las fatalidades, de la reforma tributaria; no han sido escuchadas.
Como conclusión nos queda que, el actual gobierno ha convertido el presupuesto de la Nación en un instrumento de desigualdad social, que ha aumentado las brechas entre clases y sectores y alimentado nuevas formas de violencia, por complacer las peticiones de las Farc.