Si la Ley 100 tiene serios problemas en el tema de salud a pesar de haber conseguido la universalidad en la entrega de carnets, en el caso de pensiones el tema es tan o más grave aún. Fuera de enriquecer a los dos grandes grupos de empresarios dueños del 80% o más de los Fondos de Pensiones, ninguna de las razones por las cuales se promulgó esta ley se ha cumplido.
Este tema tan complejo ha ido pasando de gobierno a gobierno y ninguno de los presidentes de los últimos 20 años se le ha medido seriamente a presentar al Congreso una seria y estudiada reforma pensional. Lo grave es que a falta de un proyecto de ley serio, fundamentado con todos los estudios previos necesarios, ahora los congresistas tienen 5 propuestas pequeñitas que lo único que van a conseguir es agravar el problema. Hay iniciativas viejas que vuelven y entran a ver si en uno de esos supuestos vacíos cuando todo se aprueba a pupitrazo limpio, logran pasar. Otras son propuestas por miembros del Congreso cuyo contenido demuestro o su profundo nivel de ignorancia sobre el tema, o su clientelismo para privilegiar sectores que les darán votos, o simplemente absoluta irresponsabilidad en un tema tan complejo.
El gran problema de estas reformitas es que no se calculan y por consiguiente no se consideran, los costos fiscales que generan, pero además lo que es peor, complican aún más el sistema que ya tienen suficientes problemas. Por ello lo que el gobierno entrante no puede seguir postergando es hacer todos los esfuerzos previos en términos de estudios y análisis que deben ser la base de una reforma pensional de verdad. Actuarios, demógrafos, economistas y analistas de temas fiscales además de estudios adicionales como el comportamiento el mercado laboral, y muchos otros deben servir para un debate serio con todos los actores que están comprometidos en el diseño y ejecución de esta reforma. Todos estos profesionales debían haber sido convocados hace tiempo.
No es sino mirar todos los esfuerzos que ha hecho Chile para cambiar el sistema que en Colombia se copió a medias y que ha tenido nada menos que el problema de pensiones muy bajas para quienes se afilian a los fondos de pensiones, pero eso sí, un gran enriquecimiento de estos últimos. Protestas y debates demuestran que los chilenos están totalmente inconformes con el esquema que aquí se trata de mantener para no tocarle el bolsillo a los dos grupos empresariales que dominan este tema: el grupo antioqueno y Sarmiento Angulo.
Aquí copiamos la fórmula que se revalúa actualmente en Chile, pero nos quedamos estancados en ella. El dominio que los fondos están teniendo en el debate y la poca participación de quienes creen en otras alternativas, anuncian el peor de los resultados. Si esto se junta con la aprobación de las reformitas pensionales que están pendientes en el Congreso, la situación de las pensiones será aun peor que la actual. Por lo pronto, señores y señoras del Congreso paren esas reformitas irresponsables y seguramente muy costosas. De no hacerlo pasarán a la historia como irresponsables o ineptos.