Como es bien sabido las reservas de petróleo de Colombia vienen de capa caída, después de contar con 3.232 millones de barriles de crudo en 2002, el año pasado cerró en 1.665 millones, la mitad y sólo nos alcanzarán para cinco años más. Así es que a Colombia la ronda el fantasma de la pérdida de la autosuficiencia petrolera. De allí la premura con que se deberá actuar para detener esta caída, con el fin de conjurar este riesgo que es inminente.
Según el gremio de la industria petrolera y la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), la única manera de contener la caída de las reservas y de la producción es a través de mayores inversiones en la alicaída actividad exploratoria y de la utilización de nuevas tecnologías para mejorar la tasa de recobro en la explotación petrolera, esto es, que se pueda sacar un mayor porcentaje del petróleo alojado en los pozos desde donde se extrae. Ello sin perjuicio del esfuerzo que se deberá hacer y se viene haciendo por parte de Ecopetrol para reducir sus costos de operación y ganar en eficiencia, con miras a ser más y más competitivos.
Eso vienen haciendo las demás empresas petroleras y eso ha venido haciendo Ecopetrol, además de hacer apuestas allende de nuestras fronteras (especialmente en México, Brasil y EEUU) en la búsqueda de más barriles para incorporar a sus reservas y, de esta manera poder, además, repartir el riesgo en lugar de poner todos los huevos de oro de esta gallina ponedora de Esopo en una sola cesta. Según explicó uno de sus voceros, para estos efectos “Ecopetrol tiene en caja más de $14 billones, lo que le da una fuerte posición para estudiar opciones de compra de reservas en el exterior”.
Para revertir la tendencia que muestran las cifras y poder aprovechar el nuevo repunte que empieza a observarse en la industria petrolera, después que pasó el trago amargo al registrar una caída del precio desde los US $115.19 el barril de mediados de junio de 2014 a los US $25 a comienzos del año anterior y ahora se estabiliza en torno a los US $50 el barril, menos del 50 % del precio de la cima, pero el doble de la sima, se requieren inversiones, según la ACP, del orden de US$ 7.000 millones anuales en los próximos diez años. Según su Presidente, “la industria petrolera tocó fondo y da señales de recuperación, pero es una recuperación tímida frente a lo que el país requiere.
No obstante, él hace votos para que “se realicen este año las inversiones programadas por las empresas, para volver a levantar cabeza”, pero hace esta salvedad: “dependerá en gran medida de la seguridad jurídica, hoy amenazada”. Huelga decir que por parte del Gobierno se tomaron varias medidas fiscales y tributarias tendientes a incentivar y hacer más atractiva la inversión en el sector; por su parte la ANH ha flexibilizado las condiciones contractuales a las empresas a las que se les ha asignado bloques para su exploración y explotación, de tal manera que las mismas consulten la nueva normalidad.
Lo afirma el Presidente de la ANH Orlando Velandia, “la estabilización de los precios del crudo alrededor de los US$50 por barril permitirán que la mayoría de las compañías acometan, en el transcurso de este año, las labores de exploración y desarrollo que garanticen incrementar reservas y mantener niveles de producción por encima de los 850.000 barriles diarios”. Este año “pinta” mejor, habida cuenta que después que el número de pozos exploratorios bajó desde los 111 en el 2015 a sólo 25 en 2016, en el primer trimestre de este año se perforaron 27 pozos de los 60 previstos para todo el año.
Ecopetrol está empeñada en una campaña agresiva para adicionar barriles de crudo a sus reservas, de allí que, después de una caída del 24% el año anterior, se aumentara en un 140% la inversión en exploración, pasando de los US $270 millones en 2016 a US $650 millones este año. Se espera que con estos esfuerzos se puedan incorporar hacia el 2020 600 millones de barriles equivalentes a las menguadas reservas con las que cuenta y 1.000 millones más en recursos contingentes.