04
Mié, Dic

El líder

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Cecilia López Montaño

Cecilia López Montaño

Columna: Opinión

e-mail: cecilia@cecilialopez.com
Si algo le ha quedado claro a los colombianos con la visita del papa Francisco, es lo que significa ser un verdadero líder.

Ni una palabra inútil, ni un mensaje de más, un profundo conocimiento de este país que visita, de sus necesidades, de sus virtudes y de sus carencias.Casi que se podría escribir un libro con sus innumerables mensajes al pueblo colombiano, a los que se sienten pura sangre, a los miembros de la Iglesia, a quienes ejercen el poder en contra de las mujeres, en fin, un llamado a mirar esas injusticias en que viven aún demasiados colombianos.  

Pero además, todos sus mensajes se dieron en los escenarios adecuados. Es decir, en esta sociedad tan injusta, con sectores de dirigencia tan prepotentes, tan sobrados, el Papa con su estilo afable, lleno de calor humano, le ha cantado la tabla a todos los que se lo merecen. Impresionante por ejemplo su recorderis a los hombres de la Iglesia al decirles que las monjas, además de cumplir laborales fundamentales, no son sus esclavas. O cuando habla sin que le tiemble la voz de las injusticias que cometen los hombres en una sociedad patriarcal. O decirle a la juventud bogotana que sueñen, que no pierdan la oportunidad de soñar con una sociedad distinta. Más mensajes sobre la necesidad de reconciliarnos, imposible, y así demostró el Papa que conocía perfectamente la odiosa situación de nuestro país divido por la mitad lleno de rencores y de temores utilizados políticamente para generar distancias entre un pueblo que debería estar unido. 

Ante este verdadero líder carismático, inteligente, cercano, el pueblo colombiano reaccionó de manera impresionante. Habrá mucha especulación sobre las verdaderas razones para este entusiasmo desbordante del país. Para algunos revivió el catolicismo y para otros, el papa Francisco trajo el mensaje de paz y conciliación que necesitaba con urgencia este país. Con seguridad habrá esta y muchas otras razones que podrían explicar cómo el país se desbordó de entusiasmo. Pero lo que sí queda claro es que solo un verdadero líder, en tan pocos días puede cambia, así sea momentáneamente, el espíritu que primaba en el país.

Lo que el Papa nos ha demostrado seguramente sin que esa haya sido su intención, es lo mal que estamos de verdaderos líderes en nuestro país. En general, el poder los enreda en sus propios intereses y odios y con un séquito igual de mediocres que en vez de sacar a sus jefes de sus círculos de autoalabanza, contribuyen con su lamboneria a que se alejen más de la responsabilidad de ejercer un verdadero liderazgo. Y lo más frustrante es que algunos han “pelado el cobre” tratando de ajustar los mensajes papales a sus planteamientos negativos. 

Menos mal que se ha dado un rechazo sorprendentemente generalizado frente a esas posturas oportunistas. Ojalá esta imagen de verdadero liderazgo que ha dejado el papa Francisco, no se pierda y sirva para reconocer quienes se merecen en nuestra sociedad llegar a esa posición.