“All men are born equal”, es el principio base de la fundación de los Estados Unidos, esa que consolidaron Washington, Adams, Jefferson, Jackson, Franklin y Hamilton, quienes soñaron con un país en el que todos tuvieran asegurado el ejercicio de los derechos en igualdad.
Esa es la gran reflexión con la que comenzamos el año, luego de que, en el 2016, la protección a los Derechos Humanos siguió evolucionando en el discurso, pero, en los hechos, pareciera que hubiera retrocedido. El año pasado, a causa de la amenaza terrorista, se llegó al impensable de que las dos grandes naciones fundadoras de la Teoría del Equilibio de Poderes, Francia e Inglaterra, entraran en la lista de aquellas que avanzan en esta involución.
En Inglaterra, el crecimiento del antieuropeísmo tiene en vilo al país, y, en Francia, con excusa en los atroces ataques terroristas, se sospecha que se ha llegado al extremo de permitir que la principal agencia de seguridad de ese país esté violando los Derechos Humanos, fuera del territorio de Francia, justificándose en la necesidad de defender la seguridad nacional. Esta semana, vendrán a Colombia el presidente francés, François Hollande, y el ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, quienes visitarán zonas de agrupamiento de las Farc.
En un mundo globalizado, los hechos no pueden leerse aisladamente. Por ello, esta visita pone a estos dirigentes europeos en la mira de si, efectivamente, su política de lucha contra el terrorismo y su defensa de la igualdad es de principios o si es una política oportunista, proteccionista e imperialista.
En consecuencia, desde la Federación Colombiana de Víctimas de las Farc (FEVCOL), hacemos un llamado a estos importantes líderes del Viejo Continente, para que no sólo se entrevisten con nuestros victimarios, sino, con mucha mayor razón, con nosotros, las víctimas de esos perpetradores de los hechos más atroces que conozca la humanidad. Así mismo, apelamos al presidente Hollande y al ministro Steinmeier para que alcen su voz (de tanta resonancia en el mundo) para que, efectivamente, las Farc cesen la ejecución de hechos victimizantes, para que, en esas zonas de concentración que van a visitar, no haya más presencia de menores reclutados forzosamente por las Farc (que, desde hace tiempo, deberían estar con sus familias y en programas estatales de recuperación) y para que las Farc, finalmente, entreguen al mundo la verdad sobre el paradero de las 704 secuestradas por ellos, de quienes sus familias ignoran totalmente el sino.
Durante la estadía en Colombia del presidente francés y del ministro alemán, los colombianos demócratas tenemos el reto de transmitirles a las grandes potencias el mensaje de que ese discurso que defienden con vehemencia sobre la imposibilidad de aceptar los medios terroristas para luchar por las ideas no debe ser una responsabilidad exclusiva de los demócratas en su territorio sino en todos los territorios.