(Mientras haya corrupción, no tendremos Paz)
¡Inaudita noticia la de los niños Wayuu recientemente fallecidos en la Guajira por desnutrición!... y sobrada razón les asiste a los periodistas que así la titularon y difundieron por los noticieros el pasado 4 de febrero, tras registrar que un infante de esa comunidad en Manaure muriera por falta de agua a la vulnerable edad de 5 meses.
- ¿No habrá, acaso, funcionario alguno de la hipertrofiada burocracia colombiana (ICBF,… defensoría del pueblo,… defensoría de familia,… procuraduría para la infancia,… etc.) que se conduela ante la indefensión de uno de sus habitantes -ciudadano en ciernes pero legítimo titular de derechos fundamentales preferentes por virtud de la tan pregonada "Constitución pro hómine" de 1991-, el cual gracias a la inoperancia estatal voló como ángel a mitigar su sed con las lágrimas amargas de su impotente y desolada mamá, quien todavía no entiende por qué debió resignarse a que su tierno hijo renunciara prematura y fatalmente al mundo de juegos y sonrisas que le esperaba…, a un futuro de ilusiones sin estrenar…, a sueños sin vivir…; frente a cuyo improvisado rústico ataúd, inocente de haber nacido en "la Colombia de la Paz"(donde paradójicamente la vida y la esperanza de los niños carecen de valor), y al que inerme, indefenso y frio debió llorar sumida en honda pena para luego devolverlo ala entraña de la madre tierra, con la única explicación de que murió antes de vivir, estigmatizado por haber nacido indígena, pobre y olvidado del gobierno de su patria ?...
- ¿Podrán las engañosas estadísticas del Dane, o las mentirosas justificaciones con las que consuetudinariamente responden los voceros del gobierno (llámense sus agentes o los comunicadores de sus comprometidos medios), devolver estos colombianos a sus hogares,… convencer a ingenuos o sensibilizar indolentes que infortunadamente somos muchos a fuerza de habernos acostumbrado a esta rutinaria realidad injusta y violenta…, a este vergonzoso estado de cosas ?...
- ¿De qué vale la tardía y repetida explicación según la cual en la Guajira el total abandono e inasistencia de la infancia por parte del Estado triplica porcentualmente a regiones de la "otra Colombia"? …
- ¿Qué diremos al comprobar esa misma o superior desproporción en lugares marginados del país como el Chocó, la Amazonía, los resguardos de otras etnias indígenas y lo más sorprendente, en los propios suburbios de nuestras grandes ciudades ?...
- ¿Cuál la causa de semejante situación, cuyo resultado -esencialmente evitable- no es otro que la falta de gobernabilidad frente a la corrupción, que en vez de concienciar al Presidente y su gabinete de su función constitucional para atacar frontal y decididamente a quienes en Colombia encarnan y protagonizan este flagelo universal, siguen el juego facilista y tendencioso de creer en el sofisma de "La Paz", como si no supiéramos que en realidad ella equivale ala ausencia de desigualdad y de injusticia ?...
- ¿ De qué sirve que con este objetivo y en aras de congraciarnos con el Banco Mundial o con el Fondo Monetario Internacional supusiéramos que Colombia es un "país viable"), si en cambio no emprendemos todos una cruzada educativa para cambiar nuestras conciencia y cultura ciudadanas hacia el continuo, franco, persistente e intransigible logro de derrotar la corrupción mediante una decidida lucha sin tregua para convertirlo en un "Estado Sostenible", donde como sí ha sucedido en Uruguay bajo el mandato de su adalid José Mujica, en Bolivia gobernada por Evo Morales y en Ecuador al mando de Rafael Correa, se han obtenido evidentes y avanzados resultados en beneficio de indígenas y pobres ?...
Quede como respuesta a los interrogantes anteriores, la certeza de que mientras nuestro Estado Social de Derecho (dizque democrático, pluralista y humanitario) en su demagógico intento de conseguir la paz no confronte con decisión política y poder coercitivo la plaga de la corrupción…, vanos serán sus esfuerzos e inútil el derroche de recursos económicos por cuenta de otra y más impositiva reforma tributaria lesiva como siempre, exclusivamente de los estratos bajos.
Por: Roberto Esaú García Páez
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