Una nueva gesta eleccionaria se avecina en el país, y, nuevamente, el canto de sirena de los aspirantes a ocupar curules del Congreso de la República vuelve a llenar la plaza pública, los abrazos y apretones de mano se multiplican por doquier entre estos aspirantes y sus potenciales electores, los ríos de promesas y dinero vuelven a ser el pan de cada día de aquellos que ven en esta época una nueva ocasión de conseguir algo de aquellos que, una vez elegidos, se olvidan de todo y de todos, borrando de un plumazo promesas y compromisos de campaña a la mejor esencia de aquel dicho que dice :"Quien cree en palabra de político y de borracho, ..."
Pero, el momento crítico que vive La Guajira no está para dejar pasar esta nueva ocasión de tratar de enderezar el rumbo equivocado que llevan las cosas en nuestro terruño, nuestra realidad no puede ser más oscura y nuestros horizontes nunca antes habían estado tan difíciles de transitar, por todo ello, nosotros, los guajiros, no podemos permitir que nuevamente los candidatos de cualquier lado vengan a nuestra tierra en busca del apoyo electoral que necesitan para acceder al Congreso de la República.
Y pensar que una vez estén allá dediquen a orientar su gestión en contra de los intereses guajiros, apoyando y defendiendo proyectos de actos legislativos que son altamente nocivos para nosotros, como fue el caso de la nueva Ley que concedió al gobierno central el manejo de los recursos de regalías de las regiones productoras de recursos minerales no renovables y en el cual la mayoría de los congresistas en ejercicio, incluidos los "supuestamente" nuestros, apoyaron la iniciativa centralista, se ausentaron del recinto al momento de la votación o se acogieron a la "Objeción de Conciencia" para evadir su responsabilidad con la defensa de los intereses de quienes los elegimos con nuestro voto y a quienes hoy, nuevamente, en un vergonzoso ejercicio de claro cinismo y muy baja calidad humana y profesional, regresan a pedirnos nuestro apoyo para llegar otra vez al Congreso y seguir consiguiendo beneficios particulares en aras del sacrificio de los intereses colectivos guajiros.
A todos ellos, sin excepción, debemos aplicarles una verdadera sanción moral negándoles nuestro voto, y si ellos recurren a la estrategia de la dadiva, la ofrenda o la mochila, recíbanle todo lo que quieran dar y luego voten por candidatos que verdaderamente merezcan nuestro voto para aplicarles el castigo que se merecen por tratar de comprar la voluntad electoral del pueblo y manipular en su beneficio el derecho constitucional a elegir que asiste a todos los colombianos.
Miremos bien a quien vamos a llevar al congreso porque de esa forma comenzaremos todos a reconstruir nuestra diezmada Guajira, donde el hambre, la desnutrición infantil, materna y adulta campea, la deserción escolar adolescente es una realidad, la pésima calidad educativa es un inmenso lastre para nuestras nuevas generaciones, la crisis en salud es insoportable, el desempleo tiene dos o más dígitos y no los que registra el DANE, los servicios públicos son una costosa falacia y nuestra calidad de vida está en un deplorable nivel.