Los avances tecnológicos van a una velocidad de vértigo y no dejan de sorprendernos. En varios restaurantes del aeropuerto de Houston, por ejemplo, el efectivo, el papel, los datafonos, vajillas y varios empleados, fueron sustituidos por unas mini pantallas donde escoges el menú, ordenas el pedido y pagas la cuenta con cargo al número de tu tarjeta de crédito.
El recibo o factura llega online al correo. Lo mismo está sucediendo en los supermercados en Estados Unidos y Europa.
Los boletos de avión y los procesos de Check-in en los counters de las aerolíneas pasaron a ser cosas del pasado. Con la llegada de estas tecnologías hoy podemos realizar una reserva, comprar un e-ticket y obtener el mobile boarding pass de manera online desde nuestro celular, y tener un auto último modelo (Uber) esperándonos en el aeropuerto sin tener que hacer largas filas para tomar un taxi. Ni que hablar de la facilidad y la economía, cuando reservamos una habitación o apartamento a través airbnb o plataformas similares.
De igual manera ha sucedido con otros sectores de la industria, servicios y comercio, a los cuales les ha tocado cambiar sus modelos tradicionales de negocio, gracias a la llegada del universo tecnológico y digital de internet. La industria del cine y la televisión es otra desde que apareció Netflix; las casas musicales operan diferente desde que aparecieron Spotify, Apple Music y Deezer; los bancos se sacudieron con la aparición de las Fintech y los negocios del sector agrícola les tocaron montarse en la autopista de la tecnología satelital competitiva. Es decir, pasamos del internet de la información al internet del valor agregado.
El uso de la inteligencia artificial en los bancos, también está sorprendiendo al mundo financiero. Hasta hace un par de años, las Fintech eran vistas por los bancos como una amenaza o competidor muy fuerte. De hecho, David Vélez, un paisa creador de Nubank, el banco digital más grande de América Latina, con seis años de vida y valorado en US$4.000 millones (4 veces más grande que Rappi), alcanzó a meterles un susto.
Se hablaba de un fin apocalíptico para los bancos, pensando que podrían terminar como unos operadores del papeleo y tramites, pero los avances muestran que las Fintech terminaron siendo sus mejores aliados para bajar costos operativos, tiempos de respuestas y mayor cobertura de usuarios. Tal es el caso de la Fintech Credifomento, una plataforma tecnológica que les permite a los bancos evaluar los riesgos de los préstamos agrícolas y a los productores del campo estructurar la viabilidad técnica y financiera de un proyecto productivo en 18 minutos, sin desplazamientos ni trámites engorrosos. Este emprendimiento acaba de ganarse el Future Agro Challenge Colombia, y representará al país en el Global Agripreneurs Summit, el próximo mes de septiembre en Grecia.
Como dice el premio nobel belga Ilya Prigogine, “El futuro no se puede predecir, pero si diseñar”. Si queremos ser parte de nuestro destino, tenemos que comenzar a construirlo.