El pasado jueves se celebró en la ciudad de Santa Marta, la primera reunión de la recién creada Región Administrativa y de Planificación, RAP Caribe. Luego de tres horas de debate y evaluación del sector agropecuario, llegamos a la conclusión de que, en nuestra región no se está produciendo suficiente alimento, y el que se produce, se cosecha de manera ineficiente.
A pesar de que, la Región Caribe concentra el 22% de la población nacional y representa el 12% de la superficie terrestre del país, sólo está aportando el 16.8 % de la agricultura y el 29% de la ganadería del país. La mayoría de los alimentos que se consumen en la Región Caribe, son traídos del interior del país o importados. Obviamente, este grave problema obedece al alto índice de informalidad en la tenencia de la tierra, a la ineficiente cobertura en educación rural, a la falta de infraestructura de transporte, el poco acceso al crédito agropecuario y a la inexistente transferencia de tecnología.
Para que tenga una idea de la magnitud del problema, en la Región Caribe, de cada 100 productores del campo, 59 no tienen título de sus fincas, 43 no cuentan con educación básica primaria, 83 nunca han recibido asistencia técnica agropecuaria, 90 no acceden a crédito y 84 no tienen sistemas de riego, maquinaria agrícola ni infraestructura para transformación y almacenamiento de sus productos. Según la Encuesta Nacional de Calidad de Vida 2016, ya alcanzamos la cifra de 2.8 millones de pobres en nuestra región.
Para superar este tremendo atraso social y económico, se creó la RAP Caribe, un importante instrumento de planeación que tiene el gran reto de lograr un mayor desarrollo económico y social de nuestra región caribe. Si los gobernadores manejan este tema con criterio empresarial y conforman un equipo de expertos con liderazgo que ayuden a identificar, estructurar, gestionar y ejecutar proyectos de inversión para el desarrollo agroindustrial de la región, en un par de años, estaremos mostrando mejores indicadores del crecimiento de nuestra economía.
Uno de los principales desafíos que tiene la RAP Caribe, por ejemplo, es echar andar un Plan Regional de Riego. Un modelo de concesión público privado con tasa de energía subsidiada por el Estado, puede ser la solución para las represas del rio Ranchería y los Besotes en Valledupar, para el distrito multipropósito de la zona central del departamento del Magdalena y los canales de riego de la Mojana en Sucre, sur del Atlántico y Córdoba. La agricultura se escribe con agua y en la costa solo llueve 4 meses de los 12 del año.
Otro reto importante de la RAP Caribe, es instituir los POT rurales departamentales, para poder saber qué, dónde, cuándo y cuánto sembrar de acuerdo al tipo de suelo y las condiciones agroecológicas de cada región. Con esta herramienta el Gobierno Nacional y departamentales, podrán orientar mejor los recursos de inversión para infraestructura de transporte (vial, férreo y fluvial), servicios públicos, transferencia de tecnología.
Además de lo anterior, es prioritario la legalización de 213 mil predios rurales y la construcción de una escuela de emprendimiento rural en cada uno de los 197 municipios de la Región Caribe.