Después de escuchar el discurso de posesión del nuevo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, no me cabe la menor duda que vendrán ajustes que afectaran la política comercial, el control migratorio, los esquemas de erradicación de cultivos ilícitos, la lucha frontal contra narcotráfico y la extradición.
El mensaje de su política proteccionista es bien claro. “Compre americano, contrate americano y consuma americano”.
También habrá que pensar en una estrategia para agilizar la disponibilidad y distribución de los recursos de inversión del Gobierno Nacional en bienes públicos, distritos de riego, biotecnología, mecanización, buenas prácticas agrícolas, cobertura de riesgo y crédito ágil con bajas tasas de interés, para que nuestros productores del campo logren ser competitivos y puedan enfrentar la avalancha de importación de alimentos subsidiados desde los Estados Unidos.
Lo más probable es que la oficina del Representante de Comercio de los Estados Unidos, solicite una ampliación de sus cupos de exportación -con cero arancel-, pactados en el TLC suscrito en el 2012 y endurezcan los protocolos fitosanitarios para que nuestros productos no entren tan fácilmente al mercado de ellos.
Si el gobierno se pone las pilas con las inversiones que está exigiendo el sector agropecuario para aumentar la productividad de nuestros cultivos, podríamos producir acá las 12 millones de toneladas de alimentos (con los mismos costos, rendimientos y precios de ellos) que importamos anualmente.
También podríamos incrementar la superficie y productividad de otros sectores que ya están posicionados en los mercados internacionales (café, banano, flores) e introducir nuevos productos con gran demanda (piña, limón tahití, tilapia, aguacate hass, mango, batata, cacao y hortalizas), en el mercado de los Estados Unidos.
La Cancillería también tendrá que ir preparando una estrategia diplomática para que los colombianos no vean frustrados sus planes de vacaciones y negocios en los Estados Unidos, ya que el presidente Trump, va a endurecer la política inmigratoria bajo la cual, Estados Unidos, dejaría de emitir visas en los casos en los cuales no se puede verificar cabalmente los antecedentes de las personas.
En cuanto a la política de lucha contra los cultivos ilícitos, seguramente el presidente Donald Trump, va a condicionar la ayuda de los 400 millones de dólares del gobierno de los Estados Unidos al “Plan Colombia para el post-conflicto”, si el gobierno le pone una fecha de vencimiento a la erradicación de las 147.000 hectáreas de coca cultivadas en el país.
Ojalá el ministro del Post-conflicto, Rafael Pardo, agilice este proceso. La propuesta de erradicación y el modelo de sustitución de cultivos ilícitos por fuentes de desarrollo alternativo sostenible, propuesto en mi pasada columna pude ser una alternativa viable. Como dijo el presidente Trump en su discurso de posesión, “El tiempo para las palabras vacías se acabó, llegó la hora de la acción”.