Esta semana hice el ejercicio de analizar los textos de los seis acuerdos suscritos entre el Gobierno y las Farc en la Habana, para poder tener elementos de juicio y decidir en el plebiscito si apoyo o rechazo estos compromisos.
El problema de este mecanismo de refrendación -a diferencia del referendo-, es que no permite la opción de votar Si o NO por cada acuerdo. Acá nos toca votar todo en conjunto así no estemos de acuerdo con otros puntos pactados en el proceso de paz. Otro error del Gobierno, fue poner al frente de esta campaña a unos políticos desprestigiados que mediante amenazas creyeron que iban a intimidar a los colombianos para que votaran por el SI. Es como poner a un drogadicto a manejar el programa de erradicación de cultivos ilícitos con una ametralladora en la mano. Con razón les ha ido tan mal en todas las encuestas.
Para que este proceso de refrendación sea transparente y exitoso, lo único que tiene que hacer el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, es implementar una campaña de pedagogía que les permita a los colombianos entender el alcance de cada uno de los acuerdos firmados en la Habana. Ni se les ocurra decirle a la ministra de Educación, Gina Parodi o al expresidente Gaviria, que les redacte esa cartilla.
Tampoco entendemos el afán del Gobierno Nacional, en fijar una fecha del plebiscito, cuando en los acuerdos de la Habana, hay muchos conceptos y letra chiquita (como las promociones de cierta línea área) que no explican su alcance. En los 14 puntos del acuerdo No.1, sobre la Reforma Rural Integral, no es claro, por ejemplo, cómo va a ser el mecanismo de adjudicación y expropiación de predios rurales por parte del fondo de tierras que se propone crear. Tampoco sabemos de donde van a salir los recursos para cumplir todos los compromisos adquiridos, si el presupuesto del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, para la vigencia del 2017, ha sido recortado en un 41%. Son temas de latonería y pintura que deben quedar bien claros para no caer en especulaciones e incertidumbres que asustan a la inmensa mayoría de la población colombiana.
En los demás puntos negociados también existen otros interrogantes que no han sido resueltos. A esta altura del proceso nadie sabe a ciencia cierta que va a pasar con las condenas por los delitos de lesa humanidad, las tierras que fueron robadas a miles de campesinos, la participación en política a sabiendas que la actual Constitución Política se los prohíbe y el negocio del narcotráfico y la minería ilegal que se convertirían en la legalización de lavado de activos más grande del mundo.
Presidente Santos, el próximo 26 de agosto se cumplen cuatro años de este proceso de negociación, sería un error pretender que en 30 días, 4.4 millones de votantes entiendan el alcance y el impacto que puedan tener estos acuerdos en el futuro del país. La única manera de garantizar una paz duradera, es que, el voto de respaldo o rechazo al plebiscito, sea informado.